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La dieta, la comida, y el sobrepeso: más que un trastorno de genes, una alteración de los hábitos alimenticios

Ya hemos hablado en esta página de la necesidad de mantener unos hábitos cronobióticos lo más saludables posible. Nos referimos a un adecuado ritmo de sueño/vigilia, acostarse en el dormitorio en absoluta oscuridad, ni TV ni tablets; ejercicio físico mejor por la mañana, y con la mayor intensidad posible de luz; y un horario de comidas que sea antes de las 15 horas al mediodía, y antes de las 21 horas por la noche, y siempre al menos tres horas antes de acostarse.

Pues bien, esos horarios de alimentación no son caprichosos, sino que sirven para poner en marcha señales endógenas que refuerzan la función del reloj biológico, que a su vez activa determinados enzimas para todos los procesos de digestión y procesamiento de los nutrientes. Si no lo hacemos adecuadamente, no sólo no metabolizamos bien los nutrientes, si no que los almacenamos principalmente en forma de tejido adiposo, dando lugar a obesidad, y provocamos alteraciones cronobióticas que van a derivar en diversas patologías, además de trastornos del sueño. Por esto mismo, una obesidad debe evaluarse también desde el punto de vista cronobiótico, porque su causa puede estar precisamente en una alteración de la función del reloj biológico. En el siguiente enlace se indica el trabajo científico al que nos referimos: http://www.cell.com/cell-metabolism/abstract/S1550-4131(14)00498-7