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La restricción calórica y el envejecimiento con salud

Aunque parece un tema muy manido (y realmente lo es) se acaba de publicar un importante trabajo que vuelve a poner las cosas en su sitio.

La realidad es que, desde los estudios iniciales en 1996 por RS Sohal, demostrando que la restricción calórica no sólo aumentaba la longevidad, si no que también reducía los cambios asociados al envejecimiento, se han publicado una gran cantidad de trabajos al respecto, avalando estos datos. Más recientemente, NL Bodkin (2003) y R Colman (2009 y 2014), en estudios con monos mantenidos con dieta normal y con restricción calórica durante toda la vida de estos animales, demuestran el efecto beneficioso de la reducción de la ingesta calórica  en la longevidad y la reducción de las patologías asociadas al envejecimiento. Especialmente significativa fue la reducción de episodios cardiovasculares y tumorales, ausencia de trastornos metabólicos, y menores procesos neurodegenerativos asociados con una menor pérdida de masa cerebral en determinadas áreas cerebrales. En esa época, JA Mattison (2012), publica que no encuentra efecto de la restricción calórica en otro grupo de monos aparentemente tratados de manera similar con restricción calórica.

Esos magníficos trabajos presentaban varias dudas por lo que no podías ser comparables. Lo hemos dichos muchas veces durante estos años en todas partes donde yo hablo de envejecimiento. No eran comparables porque la dieta, composición y administración eran diferentes. Como de la discusión sale la luz, los equipos científicos que presentaban esos resultados opuestos se pusieron de acuerdo para analizar con detalle qué había detrás de esa aparente contradicción. El resultado, ahora publicado en Nature Communications (2017), demuestra claramente que la restricción calórica mejora la salud y supervivencia de los monos estudiados.

En resumen, la reducción de la ingesta calórica mejora la salud durante el envejecimiento, reduce la aparición de cáncer, de resistencia a la insulina, de diabetes, y de alteraciones cardiovasculares, entre otros efectos beneficiosos. Entre otros mecanismos, la reducción calórica disminuye la función mitocondrial, lo que da lugar a un menor consumo de oxígeno y una reducción de los radicales libres, moléculas  que en exceso son perjudiciales para la salud y que están directamente relacionadas con los procesos de envejecimiento así como de enfermedades ligadas al mismo.

Precisamente, en nuestro laboratorio hemos hecho un amplio estudio en ratones para valorar si al reducción de dichos radicales libres era responsable del envejecimiento. Mantuvimos a ratones durante 10 meses con tratamiento con melatonina, un excelente antioxidante que no sólo elimina el exceso de radicales libres, si no que actúa a nivel mitocondrial mejorando su función, reduciendo la generación de dichos radicales, y aumentando la producción de ATP, la forma de energía que usa la célula para sus funciones. Como hemos publicado de manera exhaustiva, la administración de melatonina, sin restricción calórica, aumentó significativamente la vida media y supervivencia de los ratones, mejorando la función mitocondrial, reduciendo la inflamación crónica asociada al envejecimiento, y mejorando la función de todos los órganos de los animales (20072008). Lo más importante, los ratones se alimentaron sin restricción calórica.

Así que, considerando los efectos beneficiosos de la reducción calórica y la melatonina sobre el organismo, no puedo más que recomendar que, como terapia preventiva frente al envejecimiento y enfermedades asociadas al mismo, si reducimos la ingesta solamente un 20% y tomamos de manera habitual melatonina (que de todas formas la perdemos con la edad), nuestro organismo nos lo agradecerá enormemente.