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Cambio de Horario, ¿PARA QUÉ?

Este domingo se retrasa la hora y pasamos a tener un horario equivalente a UTC (Universal Coordinated Time)+1, es decir, una hora más sobre el horario UTC, anteriormente referido al meridiano de Greenwich; el cambio se hizo para que el día comenzara a las 12 de la noche.

La cuestión a debatir, y que hemos hablado de ello muchas veces, es por qué tenemos que hacer estos cambios. Aunque algunos países lo iniciaron mucho antes, a principios de siglo pasado, España adoptó el cambio horario en 1974. La principal excusa para ello era adaptar el horario del día, es decir, de la luz, a la jornada laboral, para que se reflejara en un menor consumo energético.

En 2018, el Committee on Transport and Tourism (Comité de Trasporte y Turismo) de la Comisión Europea, dictó una directiva para discontinuar el cambio horario. Debido a las discusiones que se produjeron, dicha Comisión decidió realizar una posterior reunión con los expertos europeos en el impacto del cambio horario en las áreas de energía, transporte, tráfico y medicina. De nuevo, el Committee on Transport and Tourism se reunió el 21 de enero de 2019 en su sede en Bruselas, y yo fui invitado como experto en el área de biomedicina y cambio horario.

La discusión en dicho Comité fue muy interesante. Por parte del experto en energía, y proporcionando datos relevantes, indicó que el cambio horario no había ahorrado ni un euro durante todo el tiempo que lleva realizándose, echando así por tierra el principal objetivo de dicho cambio. El experto en transportes reflejo los incidentes que se producen durante el cambio horario en horarios de trenes, aviones, barcos, etc, indicando que se había conseguido una relativamente buena adaptación y no suponía un mayor problema para la población. El experto en tráfico presentó unas estadísticas sobre accidentes muy antiguas, no actualizadas en los últimos 15 años, por lo que no se llegó a una conclusión realista en este aspecto.

Yo, como experto en Biomedicina, expuse una relación de trastornos médicos que se producen durante los cambios horarios, tanto de primavera como otoño. Entre otros, se reconocen problemas cognitivos  referidos a déficit de atención, memoria, y aprendizaje; cefaleas, mala adaptación al medio laboral o docente; somnolencia diurna; alteraciones cardiovasculares como hipertensión, y accidentes cardiovasculares, principalmente en mujeres tras el cambio horario de primavera que llega hasta más del 20% incluyendo infartos; alteraciones dermatológicas, digestivas, metabólicas, endocrinas, etc. A su vez, los trastornos son mayores en aquellas personas que trabajan a turnos.

Todas estas manifestaciones patológicas dependen de la alteración que se produce en nuestro reloj biológico por el cambio de hora. La figura es una diapositiva que expuse en dicho Comité y que explica lo que ocurre. El reloj central o master clock marca nuestra hora interna en relación con las fluctuaciones luz/oscuridad y activa la producción nocturna de melatonina para que ésta vaya a la sangre y llegue a todas las células de nuestro organismo, regulando sus propios relojes periféricos para que todas nuestras funciones estén sincronizadas ( nuestros neurotransmisores cerebrales están coordinados, nuestras hormonas en sangre, nuestro metabolismo en todas las células, etc.). La melatonina es así nuestro mensajero de la oscuridad.

Pero tras el cambio de hora, el sol sigue saliendo y ocultándose a la misma hora que antes; somos nosotros los que nos levantamos y acostamos con una hora de diferencia con respecto al día anterior. En consecuencia, el cambio horario no se refleja instantáneamente en nuestro tiempo interno, provocándose una disociación entre la hora oficial y la real. Esta disociación es la que se refleja en la figura, en la que el horario interno se mantiene, pero la hora interna y externa son distintas.

Este hecho de la disociación interna del tiempo es suficiente pata provocar trastornos que pueden ser más o menos severos, pero que en un importante porcentaje de la población son muy significativos y debilitantes.

En definitiva, todos estos hechos los hemos publicado en la revista abajo indicada, en la que colaboramos diferentes científicos internacionales para establecer un consenso sobre la inutilidad e ineficacia del cambio horario, ya que no se consigue lo que primariamente se pretendía, es decir, no hay ningún ahorro energético y si patologías que sobrecargan más al sistema sanitario de salud.

Por último, además de no cambiar el horario, el horario ideal para España durante todo el año es el de invierno, es decir, el que se va a cambiar ahora al retrasar una hora. Esto es porque el horario de invierno  proporciona un ritmo de cambios estacionales de luz que son similares por la mañana y por la tarde, aumentando ambos hacia primavera y verano y reduciéndose en otoño invierno. Sin embargo, el horario de verano nos expone a menos luz del sol a lo largo del año por la mañana y lo aumenta por la tarde, teniendo luz solar hasta las 9-10 de la noche. Este es un artefacto que bloque la producción de melatonina atrasando su inicio y colaborando en los trastornos de sueño, entre otros, que vemos todos los días y sobre los que hemos hablado en otras ocasiones.

Cambiemos el horario este fin de semana y ya no lo toquemos más; ¡ES NUESTRA SALUD!